La mayoría de las veces no lo conocía, al contrario de como ocurre ahora ni era mi vecino, ni mi amigo, ni el amigo de algún amigo, ni un chaval de la ciudad del que había oído hablar. Leía de principio a fin esa página para tener más información del nuevo jugador: de dónde venía, qué había hecho el año anterior, cuántos goles había metido, de qué jugaba... Ni que decir tiene que cuando la noticia no hablaba de un fichaje me llevaba una pequeña decepción.
Después de muchos años, de horas de estudios, de un instituto, de una carrera y de tantas experiencias, hoy, soy yo quien cuando encarta tiene que escribir sobre los fichajes de mi equipo de siempre. Un orgullo y una responsabilidad. La emoción que sentía entonces cuando leía esas noticias escritas, tal vez por algunos de los que ahora son mis compañeros, continúa de alguna manera, de distinta manera. Ahora tengo que buscarla pero de la nada y darle forma en un papel en blanco. A veces, cuando lo hago, pienso: Ojalá mañana haya muchos niños impacientes, como yo entonces, por ver lo que estoy escribiendo en el Europa Sur. No es por satisfacción personal, eso es secundario, sino porque eso significaría que hay muchos algeciristas de presente y de futuro. Que tanta falta hace.
Bonita crónica Francis.
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