Un roncola, una varita de incienso, ordenador, sonando está 'Hijos del agobio' de Triana. Mi padre escuchaba Triana de joven. Siempre me cuenta que estuvo en un concierto en Algeciras y que en mitad de la actuación entraron los grises a hacer de las suyas. El olor a porros, la palabra libertad de sus letras y la reunión de gente que no gustaba a un ya moribundo régimen llamó la atención de los malos. Recuerda que volaron sillas y que algunos miembros de la autoridad no se fueron de rositas precisamente. Fue por el 77, un año después los grises desaparecieron, Triana siguió y aquí estoy yo ahora escuchándolos en un vinilo. Que les den por culo a los fachas.
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