jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Qué hacen rosas rojas en la orilla del mar?

La palabra 'no' puede llegar a pesar como cien kilos de plumas. Era eso lo que me aplastaba interiormente. Su no. La lluvia fuera caía a cántaros pero el peso de esas dos letras juntas podía más que la lógica, que la cordura. El abrigo, el sombrero, la capucha no eran  más que objetos que intentaban engañar a mi razón. En realidad deseaba mojarme también por fuera.

Caminé primero bajo la luz de las farolas para luego envolverme en la oscuridad. Allí varios gatos callejeros me observaban incrédulos. Recorrí el espacio que había hasta la playa. La arena mojada, a cada paso más dura, me soportaba con menos esfuerzo del que yo caminaba. Las lágrimas se camuflaron con las flechas que se colaban a pesar del sombrero, a pesar de que la lluvia caía a plomo. En la orilla, el agua dejó de oler dulce para oler salada. Recorrí unos pasos en el límite del mar cuando ví un objeto fuera de lugar. Algo con lo que las olas jugueteaban. Era una rosa. Grande y roja. La tomé como el que teme dañar aquello que toma. No olía a la flor que es, olía a mar. Más o menos a como huele una caracola. Y su sabor era a arena masticada.

Con ella en la mano seguí paseando. Una imagen me hizo soltarla, olvidarla. Entre la cortina de agua que caía adiviné más flores, más rosas. Salpicaban la orilla como si a cada millones de gotas de lluvia cayera una de ellas. Eran traidas y llevadas por las olas, jugueteaban con ellas, como el juguete nuevo y extraño que era. Anárquicas se veían en el lugar donde limita el océano y la tierra, anárquicas iban y venían, de ida y vuelta.
Tomé una. La soltaba. Tomaba otra. La olvidaba. Quería adivinar qué hacían allí sin preguntarme qué hacía yo allí. También era yo un objeto extraño. Una playa desierta, madrugada, otoño, diluvio, frío. Ellas pudieron preguntarse lo mismo sobre mí. Tal vez eran flores para un amor ahogado.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado, es realmente precioso, me ha llegado dentro. Un abrazo y enhorabuena.

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  2. "Rosas en el mar" es una bonita canción de Aute; pero tu relato es lindo, aunque le falta algo de optimismo. Un abrazo.

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