Grupos de jóvenes decidieron hace unas semanas que ya estaba bien y que era hora de hacerse escuchar. Sin más, se citaron para mostrar su indignación con un sistema que los rechaza y que ahora le tocaba ser rechazado a él. En apenas unas horas aquello se convirtió en el 15m, un movimiento social que en sólo varios días puso en jaque a unas elecciones, a un gobierno, y que se corrió como la pólvora por distintos puntos de Europa. Incluso es temido y hay quien llama hasta la muerte si es menester. Los medios de comunicación, los políticos y los tertulianos de turno (cada vez más lamentables) ignoraron y más tarde rechazaron un movimiento que no estaba dirigido por gente madura, experta, curtida, esa que gobierna un mundo hecho un verdadero asco.
Hace unos días el Algeciras CF cayó en mano de un grupo de socios jóvenes que decidieron hacerse con el timón de un barco abandonado y dejado a la deriva por otros, por muchos. Y muchos son los que estos días han señalado precisamente su juventud como obstáculo insalvable hacia el éxito. Durante años han sido expertos gestores los que han llevado las riendas de un equipo que, mira por donde, como el mundo, está hecho un verdadero asco. Es posible que la veteranía sea un grado pero resta fuerza, gana, valentía, trabajo, constancia, ilusión, imaginación. Y esos son muchos grados. Ánimo a los nuevos.
La juventud, esa que si no se moviliza es motivo de desprecio y cuando lo hace se le desprecia por temor, toma por fin el mando en las plazas, en los trabajos o en mi equipo de fútbol. Es hora de que se le ofrezca una oportunidad sin prejuicios. Es hora del relevo.
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