jueves, 14 de abril de 2011

Un 14 de abril

Bajo mi ventana, apenas cruzar la calle en diagonal, una mañana como hoy hace ya algunos años un grupo de republicanos estaba de fiesta. Banderas inequívocas de la izquierda, veteranos de a saber qué penurias y un dudoso monumento por inaugurar: Voluntarios por la libertad, rezaba en una especie de trapecio de cemento con unas losas blancas. No era mucho reconocimiento, pero estaban felices los republicanos en aquel soleado sábado 14 de abril

En la ventana de un cuarto piso, atrincherado, sin dar la cara, el familiar de un Guardia Civil disparaba insultos, descalificaciones, desprecios e incluso amenazas. Personas que guardan con esperanza un llavero de Franco y una bandera aguilada, que no les gustan que se tomen ciertas libertades y que en aquella mañana se sentían ofendidos, ultrajados.

Hoy aquel mísero monumento está olvidado, sumido en matorrales, sucias o rotas sus losas blancas, ya no se reunen allí cada 14 de abril aquellos viejos republicanos con sus banderas tricolor, y la palabra "libertad" se lee a duras penas. El facha del cuarto sigue allí, atrincherado en la democracia, en trinchera que debería ser ajena, ganando la guerra, otra vez.

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